
Amorino, presente ya en ciudades tan prestigiosas como Milán, París, Londres, Barcelona y Nueva York, representa la excelencia del helado artesanal italiano. Equipos de heladeros trabajan con pasión cada día para crear recetas excepcionales utilizando ingredientes naturales cuidadosamente seleccionados, como huevos de granja ecológicos y leche fresca de alta calidad. Su misión es ofrecer helados de calidad, sin aromas ni colorantes artificiales y, para los intolerantes, también sin gluten ni lactosa. Con una reputación internacional, Amorino está presente en 16 países, entre ellos Francia, España, Italia, Portugal, Inglaterra, Estados Unidos y Oriente Medio, y con unas 300 tiendas es la mayor cadena de heladerías del mundo.
Todo empezó en 2002 con la apertura de la primera tienda Amorino en el corazón de París, en la isla Saint-Louis, lugar de visita obligada para los visitantes de la ciudad. Cristiano Sereni y Paolo Benassi, cofundadores de la marca y amigos de la infancia, decidieron combinar sus dos pasiones: Italia, su tierra natal, y el helado. El objetivo era hacer descubrir a los parisinos el verdadero sabor de las mejores recetas de helados italianos. Su audaz proyecto captó inmediatamente la atención del público.
De hecho, Amorino destaca por ser un helado artesanal. Para su elaboración sólo se utilizan ingredientes cuidadosamente seleccionados, como huevos ecológicos y leche fresca de granjas controladas, y no se emplean conservantes, aromas artificiales ni potenciadores del sabor, todo debe ser natural.
Los helados Amorino se moldean en forma de rosa con la ayuda de una espátula, lo que da a los cucuruchos un aspecto único y acogedor. Es una técnica especial que requiere gran habilidad y precisión por parte de los heladeros. Con una espátula, colocan el helado en un cono formando pétalos que recuerdan a una rosa. Esta presentación única ha llamado la atención de los clientes y ha contribuido al éxito de la marca.



Los clientes pueden elegir tantos sabores como pétalos de rosa, seleccionar el tamaño del cucurucho o de la copa, e incluso añadir un macaron al helado, que completa la creación como una guinda del pastel.

En 2006, el éxito en Francia de las heladerías-boutiques Amorino llevó a la apertura de más de 90 establecimientos en todo el país. Dos años más tarde, en 2008, Amorino se expandió más allá de las fronteras nacionales con la apertura de su primera boutique franquiciada en Barcelona. Posteriormente, la marca conquistó grandes ciudades como Nueva York, Londres y Milán. En 2016, Amorino obtuvo la acreditación de la Vegan Society para todos sus sorbetes. Ese mismo año, recibió el premio de calidad «Glaces Artisanales de France» de la CNGF y celebró la apertura de su boutique número 150. Ahora, en 2023, el número de boutiques abiertas en todo el mundo ha alcanzado las 300.

Cristiano Sereni aún guarda en su memoria el momento en que cruzó por primera vez el umbral del obrador de su heladero favorito. Era sólo un niño de diez años, y en aquel lugar encantado encontró una invitación irresistible a descubrir el mágico mundo del helado. Quedó cautivado no sólo por su exquisitez, sino también por el placer palpable que el helado, una maravilla culinaria con innumerables propiedades y posibilidades, aportaba a su paladar. Hoy, tres décadas después, la pasión de Cristiano por el arte de hacer helados está más viva que nunca. Lidera con orgullo, junto a su amigo Paolo, la encantadora aventura de Amorino. ¿Y cuál es el sabor que consigue conquistar su corazón? El pistacho: sublime, auténtico e inimitable, ha dicho muchas veces.

Qué suerte que el mundo del helado artesanal pueda ofrecer manjares deliciosos, sorprendentes, apetitosos e irresistibles, y que Paolo Benassi se haya convertido en su amante justo y apasionado. A través de sus recetas, Paolo ha querido rendir homenaje a este producto que siempre despierta en él fuertes emociones. Y de todos los sabores disponibles, ¿cuál se gana su corazón? El Amarena, ¡por supuesto! A Paolo le seduce la combinación perfecta entre la dulzura de la fruta y la frescura del helado, una combinación que le enamora a cada bocado. El objetivo de los dos empresarios-artesanos es crear helados excelentes de la forma más natural posible. Su pasión se refleja en sus valores fundamentales: la búsqueda constante de la calidad, el placer y el sabor, potenciando siempre nuevos sabores y poniendo un cuidado extremo en cada detalle. Su éxito galopante les ha llevado a abrir nuevos establecimientos en lugares prestigiosos, y las colas ante sus tiendas se han convertido ya en una escena típica del verano en muchas capitales.